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Las Letrillas de Pedro
EL CAMINO QUE NOS LLEVA
Mejor gozar de cada paso, de cada recodo…
antes que el tiempo se acabe. Si en el camino que a todos nos lleva vieras un mar calmado en alborada… párate y que sólo el tiempo se mueva, piérdete en su lontananza dorada. Si en la senda que el retorno nos niega encuentras frondas ornadas de trinos… no sigas. ¿No ves que el alma sosiega cuando escucha sus cantos peregrinos? Si la vereda que al vivir dibujas pasa por fuente que en chorros rebosa… mírala. Pon tu mano entre burbujas, bebe de su agua fresca y generosa. Si el rumbo que marcó tu derrotero halla una luz que en majestad destella… aguarda. Haz tregua en tu mudar viajero, dale a tus ojos la paz de una estrella. Si la andadura que traza el destino va hollando los campos, las cordilleras… respira. Siente el aire campesino, goza el valle, el río y las riberas. Si en los pasos que llevan a esa meta ríe el amor y la lealtad de amigo, cuídalos. Guárdalos en tu maleta y harás que siempre naveguen contigo. Y al final, con el rodar de las horas, cuando poco nos quede por delante o la sombra se acerque inquisidora, tu huella… tu huella habrá vivido cada instante.
Pedro Puerma.
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DE ROCA Y ARENA
En la ladera una senda escondida eleva el paso y el mirar serena; ante el vasto azul que en olas resuena, la brisa sopla entre pinos prendida. Me lleva un mar que en su loca embestida muerde en la roca y sus bríos refrena, Me lleva un mar que en su beso de arena muere en la espuma y los vientos olvida Templado reina el sol del mediodía y el caminante sus huellas desgrana ante horizontes de agua y lejanía. Atalaya agreste que al ojo engalana cuando a la vista aflora la bahía y el faro viejo anclado a la bocana.
Pedro Puerma.
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